INVISA, innovación en biotecnología vegetal "para ser más creativos", 24 mujeres en el laboratorio y 1 hombre
Hace seis años que INVISA vendió sus primeras plantas in vitro a un productor de Cieza, y aquellos melocotoneros ya se yerguen robustos y en flor en la Vega Alta del Segura. Son un resumen vivo del dinamismo de la empresa de biotecnología vegetal que propaga portainjertos frutales desde Caravaca con las máximas garantías de sanidad. Su esfuerzo innovador y la guía del INFO han ayudado a convertirla en la única de la Región que aplica una novedosa técnica de detección de virosis que les ha procurado la confianza de agricultores y viveristas. La mayor parte de sus portainjertos tienen destino en las zonas productoras de España y Portugal, pero ya exportan a Jordania y el norte de África. La ingeniera agrónoma Inés Mataix fundó la empresa y no se pone límites.
¿Cómo es por dentro una empresa de biotecnología vegetal como INVISA?
Al principio era un laboratorio dentro de una empresa viverística del grupo empresarial, pero en 2013 decidimos crear Invisa para centrarnos más en la biotecnología vegetal. Actualmente trabajamos en paralelo con otra empresa del grupo, Viveros Nurfruits, especializada en la injerta y la comercialización de plantas. La empresa cuenta con un laboratorio de cultivo de tejidos vegetales y unos invernaderos. Empezamos con la idea de no hacer grandes producciones, pero ya trabajamos 25 personas, que somos 24 mujeres y un hombre.
¿La mayoría femenina en la plantilla fue producto de un criterio previo de selección?
Ha ido surgiendo por la circunstancia de que en el campo de Caravaca no tiene demasiada actividad económica que genere puestos de trabajo y hemos ido formando un equipo de mujeres de 30 años de edad media, muchas de ellas con hijos y otras situaciones por las que no pueden hacer jornadas completas. Cuando surge una necesidad fuera del trabajo, todas tienen interiorizado que se tienen que ayudar para hacer frente a todo.
¿La formación ha sido un pilar en el desarrollo de la empresa?
La formación es constante. Muchas de las mujeres nunca habían trabajado con cultivos in vitro. También tenemos talleres internos en los que aportamos formación científica a las que lo piden. Y otros sobre productividad personal o inteligencia emocional, que nos ayudan a trabajar 8 horas juntas en espacios reducidos y a contra reloj.
¿El crecimiento tan rápido de INVISA viene incentivado por el auge de un sector tan exigente como el agroalimentario?
Sí. Cuando los viveros han empezado a conocer la cultura de la calidad, que es en definitiva a lo que equivale que una planta productora esté libre de patógenos y de virus, nos ha hecho crecer. Al punto que ya pensamos en crear un laboratorio más grande, también en Caravaca.
¿Un laboratorio más grande les permitirá ampliar la producción?
Nos permitirá triplicarla, pero en principio el objetivo es aumentarla y, sobre todo, tener espacio para no perder oportunidades. Esas nuevas instalaciones ya tendrán un laboratorio de innovación, separado físicamente del laboratorio de producción para que pueda ser más creativo. Habrá que automatizar también algunas tareas.
¿Es imposible subsistir sin innovación para una empresa agroalimentaria?
Imposible. Los que producíamos plantas por el método tradicional, nos decidimos por el procedimiento in vitro y ya parecía el reto final, pero cuando ya tienes un laboratorio, tienes que innovar constantemente. Tienes que ser ágil en solucionar problemas ante las oportunidades que pueden surgir. Necesito gente motivada y con capacitación, que suelen ser jóvenes dinámicos, por lo que necesitas tener siempre retos nuevos para mantener un equipo de ese perfil cualificado.
¿Las amenazas del sector agrario han impulsado la biotecnología vegetal?
Para el agricultor es importante comprar con garantías unas plantas que no tienen enfermedades, porque pueden contagiar a las otras e incluso verse obligado a cortar una plantación. Empresas como INVISA tenemos la llave para evitar la transmisión de enfermedades pero también debemos ser agentes responsables para que la producción intensiva se haga con seguridad para el consumidor y con sostenibilidad para el planeta. Favorecer que se utilicen menos fitosanitarios de origen químico y más control biológico, aunque requiera más formación, que se reduzca el uso de plásticos y se incorporen técnicas más respetuosas. Si asumiéramos métodos de mejora genética en las plantas, podríamos evitar el uso de insecticidas, pero hay mucha desinformación aún.
¿Importar tecnología es el modo viable para innovar en las empresas medianas?
Así es. Lo hemos hecho varias veces. Existen muchos grupos científicos trabajando en Biotecnología Vegetal a nivel nacional. En Murcia, por ejemplo, contamos con grupos en el CEBAS, el IMIDA, la Universidad de Murcia y la Universidad Politécnica de Cartagena. En nuestro caso hemos desarrollado convenios en los últimos años con el Aula Dei-CSIC en Zaragoza y con el IBCMP-CSIC Valencia, este último gracias a la ayuda de INFO. De esta forma incorporamos tecnología que no podemos desarrollar en Invisa
Su último proyecto, financiado por el INFO, ha consistido en una técnica que los ha hecho exclusivos en la Región: la detección de virosis en frutales mediante hibridación molecular en la producción de plantas in vitro. ¿Qué ha supuesto para INVISA?
Antes, para comprobar si una planta está libre de virus, teníamos que pagar un servicio externo. Y eso te hace realizarlo solo cuando es obligatorio. Al incorporarlo a la producción interna, los análisis son sistemáticos. Nos da una seguridad que antes no podíamos tener en muchas muestras a la vez, de modo que puedo reducir costes y ganar la confianza de los clientes. Esta técnica les asegura que sus plantas no van a tener virus y eso es una diferencia de calidad. Esta técnica, en frutales, solo la aplicamos nosotros en la Región y, a nivel nacional, solo hay otra empresa más.
¿Cómo transformó a INVISA su experiencia en la Aceleradora de la Innovación del INFO?
Fue un cambio de conciencia, pasar de un titular bonito sobre innovación a que cada día, en pequeñas cosas, podamos mejorar con ideas nuevas, que no tienen que venir de mí, porque somos 25 cabezas. Eso se traduce en mucho trabajo, porque a veces la gente no quiere cambios. Pero hay que pensar que cualquier día entra por la puerta un proyecto que no conocemos y que hay que sopesar. Para mantenerte tienes que estar muy despierto.
¿Además de la ampliación, qué desafío a medio plazo tiene previsto afrontar INVISA?
Me ilusiona trabajar en una técnica de extracción de metabolitos secundarios que las plantas producen para protegerse. A nivel comercial es muy difícil de encontrar.
¿Qué nuevo valor aportará al mercado esta técnica?
En un laboratorio como el nuestro, además de plantas, podemos trabajar con cultivos celulares de plantas para extraer principios activos de interés. Es una técnica muy interesante para casos en los que extraerlos de forma natural sea complicada o muy costosa, como en casos de plantas en peligro de extinción, de crecimiento muy lento, o difíciles de cultivar. Resulta muy costoso: hay que invertir, formar al personal y estar dispuestos a experimentar, pero puedes lograr productos interesantes para la salud, la cosmética y la alimentación, sin consumir agua ni tierras de cultivo.