El empresario Félix López proyecta crear un centro de formación especializado "para que no se pierda el conocimiento de los artesanos"

"De pequeño quería ser inventor", recuerda Félix López, propietario de Fama Sofás, el mayor fabricante nacional de sofás. El empresario nunca abandonó el laboratorio de la infancia y, medio siglo después de que su padre y sus dos hermanos mayores crearan la marca yeclana, sigue produciendo innovaciones tan imaginativas como el nuevo sistema para regular al gusto la dureza de los asientos o la incorporación de tecnología domótica para abrir o cerrar el sofá sin pulsar botones.

"El conocimiento es limitado, pero la imaginación no se agota", dijo Einstein, y por eso Fama ha registrado siete nuevas patentes europeas en 2022. La innovación y el gusto por el color hacen posibles miles de combinaciones y modelos. "Hay quien dice que está todo inventado", ironiza Félix López sobre el inagotable impulso de descubrir nuevas formas. Cree que "la innovación es un camino que no tiene fin".

"Fabricamos más de 600 sofás cada día, cada uno distinto al otro", afirma sobre su fórmula de 'fabricar en serie productos personalizados'. Con su simulador digital de sofás, es posible diseñar el que sostendrá tus descansos.

"Con 300 trabajadores, competimos con empresas con plantillas de dos mil en Italia o Alemania. Ahora son ellos los que están atentos a nuestras novedades", cuenta López de la escalada en el mercado que proporciona la innovación.

La compañía ha participado en el programa de Apoyo a Inversiones Productivas y Tecnológicas del INFO. "Acelera los avances, cumple una labor de transmisión de conocimiento y siempre entiende la problemática de las empresas", destaca.

La pandemia generó un tirón en la demanda del mueble nunca visto hasta entonces, ¿cómo está ahora el mercado?

Con el confinamiento, muchas familias vieron que sus muebles no les ofrecían lo que necesitaban y que valía la pena invertir en los hogares. Vendemos en más de 70 países, y la respuesta del consumidor fue la misma en todo el mundo.

Tuvimos casi dos años con un tirón muy fuerte en la demanda de sofás para el hogar.

En el último trimestre ya se notó una ligera bajada. La inflación nos ha hecho a todos más pobres y ha subido el precio de las materias primas, la energía, la alimentación.

¿El descenso ha sido tan fuerte como lo fue la subida o se ha equilibrado?

El primer año, en 2021, crecimos un 30%. El año 2022 lo hemos terminado con un 12% de aumento. Y los meses de noviembre, diciembre y enero hemos vuelto a registrar un aumento en el número de pedidos, pero porque hicimos los deberes.

Cuando hace año y medio empezamos a pensar que la cartera de pedidos podía verse reducida, abrimos nuevos departamentos y divisiones, expandimos la estrategia con el canal Contract hacia hoteles y cadenas de restaurantes y cafeterías, que están teniendo un aumento importante, ya que el turismo está resurgiendo con fuerza. Ahora estamos al máximo en la cartera de pedidos de toda nuestra historia.

Fama tiene señas de identidad, como el diseño y el gusto por el color, pero ¿qué diferencia la destaca del resto del sector?

En vez de mirar lo que hacen otros, llevamos nuestro propio camino. Tenemos un sistema de análisis que funciona muy bien. Analizamos las necesidades del cliente y pensamos qué podemos ofrecerles que ni siquiera han pensado para disfrutar con su bebé, con su pareja, solos, con sus hijos o con su mascota. Tenemos una lista increíble de ideas por hacer. Mientras otras empresas se ciñen a una tipología similar de sofás, nosotros cada año presentamos nuevas propuestas. También nos identifican las líneas curvas en los sofás y los colores vivos. Yo me rebelo contra la tiranía del blanco y el gris clarito.

El nivel de personalización es máximo. Puedes elegir entre millones de opciones. Luego, hay quien piensa que el diseño es hacer piezas bonitas, pero pensamos que además tiene que cumplir una función y, en el caso de un sofá, es la comodidad. La unión de formas curvas, color, comodidad, sostenibilidad y calidad hace que marque la diferencia.

Han estrenado instalaciones para una producción altamente automatizada, ¿qué ventajas les proporciona la nueva planta?

Teníamos una planta de 20.000 metros cuadrados, que era una de las más avanzadas tecnológicamente en el mundo del sofá, pero se nos quedó pequeña. Diseñamos las nuevas instalaciones de 65.000 metros cuadrados con una gran inversión, así que hemos realizado la primera fase de 21.000 metros cuadrados, con 12 millones de euros.

Apostamos por la innovación, no solo con tecnología punta, sino con otras iniciativas. Una de la que estamos muy orgullosos es que hemos recuperado costumbres que aprendimos de nuestros abuelos, que es refrescar de noche las instalaciones, así que la planta tiene 70 ventanas que se abren y cierran con domótica para crear corriente y enfriar sin gastos innecesarios.

Son instalaciones pensadas para ser productivas, pero también para hacer sentir bien a las personas, con una luminosidad preciosa, unas vistas de pinos, aire acondicionado en toda la planta de producción ya que tenemos olas de calor en verano, todo alimentado por placas solares.

La estructura lleva 1,2 millones de kilos de acero, más de 20.000 tornillos, 20 kilómetros de fibra óptica, 4.500 metros de oficina, mobiliario y sistemas nuevos diseñados por nosotros.

¿La mayor inversión ha sido en tecnología?

Hemos logrado lo que nadie ha podido conseguir hasta ahora, que es fabricar en serie productos personalizados que el cliente elige entre millones de opciones. Y eso requiere tecnología. Todas las piezas se mueven de forma automatizada, en unos casos desde el techo y otros por el suelo, todo controlado por radiofrecuencia.

Todos los trabajadores tienen 'smartphone' y pantallas táctiles para acceder a toda la información en tiempo real. Y en materia de digitalización siempre se puede ir a más. Actualmente tenemos más de 1.200 proyectos de mejora. A poco que te fijes, surgen cientos de ideas para mejorar. Nuestros partners casi no puede seguir nuestro ritmo.

La agencia estadounidense Fidelity, especializada en gestión de activos y fondos de pensiones, anuncia que en 2023 habrá que 'capear la policrisis', ¿qué estrategia prefiere para gestionar la incertidumbre?

La estabilidad no va a volver a existir. Eso de esperar a que venga un horizonte más tranquilo, no vale. Desde hace 24 años que nos certificamos con el ISO 9001, todos los años hacemos análisis de la situación y hacer previsión de futuro, cuando nos hemos puesto a revisar los análisis de hace 10 o 15 años ves que por muy bien que vaya, siempre hay algo que lo enturbia.

Nos lanzamos a hacer nuevas instalaciones, sabiendo que siempre pueden venir tiempos complicados, pero que también las cosas se pueden hacer mejor. En la anterior crisis, mientras veíamos que, por desgracia, otras empresas cerraban, nosotros conseguimos crecer una media del 10%. Sabemos que si se nos complican las cosas no será porque no hemos hecho los deberes. Hemos contratado a más personal para el departamento técnico y el comercial para abrir nuevas líneas para que cuando lleguen las vacas flacas, seguir desarrollándonos sin que falte carga de trabajo. No nos gustan los crecimientos demasiado rápidos, pero si echas el freno tienes más posibilidades de ir cuesta abajo.

¿Qué previsiones tiene para 2023?

Barajamos un crecimiento de entre el 10% y el 15%. Analizamos qué mercados tienen tendencia a subir y cuáles presentan un mayor potencial de crecimiento. Acabo de llegar de Birmingham, porque hemos visto que el Reino Unido ha sido el país con mayor crecimiento porcentual a pesar del Brexit. No pedimos deseos de crecer sin más, sino que elaboramos nuestra estrategia para lograr ese aumento.

Los expertos creen que Estados Unidos sufrirá menos la desaceleración, ¿esto salvará el canal Contract?

No solo el Contract. En Estados Unidos hemos incorporado a nuevos clientes, estamos cerrando nuevos proyectos y ya sabemos que tendrá crecimiento muy importante. El dólar está muy parejo al euro y somos más competitivos.

Estados Unidos ya se ha dado cuenta de que tiene que dejar de mirar tanto a China y se nota una corriente a favor importante. Va a ser uno de los países con mayor crecimiento. Ya tenemos pedidos importantes tanto de Contract como de hogar.

¿Qué opinión tiene sobre la marcha del empresariado murciano y el nivel de competitividad de la Región?

Desde la Fundación Isaac Peral, de la que formamos parte, nos sorprendimos al saber que Murcia es una de las regiones españolas más industrializadas. Tiene un porcentaje del PIB más alto que la media, y una cantidad de empresas impresionante y desconocidas para el resto de España.

Debemos apostar por la innovación, pero también por las personas. En nuestra apuesta por tener guarderías, ludotecas para las familias de la empresa, incorporamos medidas de conciliación y ahora tenemos más de 60 horarios distintos para facilitarla. Iniciativas de este tipo está demostrado que no son antieconómicas para la empresa. Como yeclano y murciano, mi ilusión es que cada vez más empresas sean sostenibles y rentables. Uno de nuestros objetivos es que la empresa sea más rentable para pagar mejores sueldos e invertir con rapidez, pero la competencia a nivel mundial es dura. Creo que la clave es apostar por la digitalización, la innovación y poner a las personas en el centro de todo.

¿Qué proyectos más inmediatos tiene en marcha?

Tenemos previsto con alguna gran empresa de Estados Unidos licenciar alguna de nuestras patentes e incluso la posibilidad de crear alguna marca conjunta. Seguir presentando productos a grandes cadenas de restauración y completar las fases siguientes de la ampliación. Estamos terminando un hotel restaurante con cafetería en la misma parcela de nuestras instalaciones destinado a atender a nuestros clientes, con un 'showroom' de todo lo que hacemos.

En un futuro, veo también pistas deportivas entre pinos y trasladar la guardería de la nave anterior. Un proyecto interesante que queremos poner en marcha es, debido a que hay cada vez más problemas para la capacitación de profesiones artesanas, como tapiceros y cosedoras, crear un centro de formación con nuestros jubilados, con el fin de que no se pierda su conocimiento. Los artesanos siguen haciendo falta.