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Tomás Díez, director del Fab Lab Barcelona: “La fabricación aditiva es una herramienta emancipadora”

Tomás Díez, director del Fab Lab Barcelona: “La fabricación aditiva es una herramienta emancipadora”

El fundador del primer taller de fabricación digital de la UE expondrá las ventajas de la ‘Fab City’, donde se produce solo lo que demanda el consumidor cercano

En la ciudad que cobra vida en la mente de Tomás Díez, director del Fab Lab Barcelona, son los diseños los que viajan -en archivos digitales por internet- en lugar de los productos en camiones por rutas de larga distancia. Esa ‘Fab City’ devuelve el protagonismo al pequeño productor local, que se reencuentra con un consumidor cercano y concienciado sobre las ventajas de la economía circular y sostenible. ¿Utopía? Según el especialista en fabricación digital, “vivimos el fascinante momento de ese nuevo Renacimiento” de las ciudades.

En ADITIVA 4.0, la cita anual con la fabricación aditiva que organiza el INFO, expondrá las ventajas del diseño distribuido como motor para las nuevas urbes productivas. Fundó en 2007 la primera ‘fab lab’ de la UE, que comenzó con tres personas en unos cien metros cuadrados. Actualmente trabajan 30 especialistas y cuentan con un taller de mil metros cuadrados en Poble Nou. Ya es la número 10 del mundo, con la oferta de programas educativos y la democratización de las herramientas de transformación digital como prioridades. “Ahora nos quita el sueño la ‘Fab City’ para acelerar la transición tecnológica dentro de las ciudades”, afirma Díez como invitación para participar en la construcción del futuro.

El congreso nacional reunirá a 85 expertos internacionales en Impresión 3D el 4 de diciembre en el auditorio Víctor Villegas de Murcia.

 ¿Cómo es su visión de una Fab City?

Gracias a la globalización, hemos basado el desarrollo económico en el movimiento de átomos de un sitio a otro. Nos centramos en la producción de materias primas a gran escala para trasladarlas a la ciudad y transformarlas para después convertirlas en basura. Este sistema se ha estandarizado y nos priva de la posibilidad de producir justo lo que se necesita. No se reinserta la materia, sino que va a los vertederos y al aire que respiramos.

La Fab City trata de que los átomos se queden dentro de la ciudad, ya que son pesados y necesitan de un consumo de energías fósiles y mucha mano de obra para trasladarlos. En cambio si tenemos un inventario común, podemos enviar un archivo desde Barcelona a Ciudad del Cabo sin usar combustibles fósiles. Se trata de ver qué información necesita la ciudad para mantener la vida humana, ya que puede haber un sistema para cultivar alimentos dentro de un edificio y también para generar energía. Ahora en cambio compramos productos que se fabrican en Asia y se han diseñado en Estados Unidos con materias primas de África. La mayor parte de lo que consumimos procede de otras ciudades, lo que comemos y lo que vestimos.

 ¿Podrá esa fórmula descentralizada de las ‘fab labs’ competir con los gigantes del mercado?

Si hablamos solo de maximizar beneficios, no. Los grandes del mercado han crecido porque han logrado reducir el modelo productivo a beneficio económico. Si analizas los costes asociados al modelo productivo actual, es mentira que tenga un rendimiento tan alto, lo que pasa es que requiere de mano de obra barata que sostienen regímenes autoritarios, y energías baratas que proporcionan las dictaduras de Oriente Medio o Venezuela, por ejemplo, ya que tienen el control centralizado de los recursos, además de que no son sostenibles desde ningún punto de vista.

 ¿Ve al consumidor medio ya maduro para elegir opciones más sostenibles y locales, en las que no solo prime el precio?

Creo que se está produciendo un cambio en el patrón de consumo pero hay que separar los tipos de consumidor. El consumidor medio informado está aumentando y lo vemos en la preocupación ante el consumo de carne o en la búsqueda de productos ecológicos, pero el otro está subiendo a nivel global en Asia, China o India, y genera una demanda de consumo seis veces mayor que la de la sociedad occidental. Se suben al carro del consumo bajo ese modelo y no sabemos cuánto tiempo les llevará a esas clases medias ser consecuentes con el problema de los plásticos o del consumo de energía. Un par de billones de personas repetirán los errores que ya cometimos en Occidente, mientras la otra parte del planeta observa que si no cambia su dinámica, no será sostenible en el futuro.

 ¿Esta concienciación, que conduce a otros modelos de vida urbana, como los ‘Fab Labs’, tienen que ver con la alfabetización y el aumento del nivel cultural?

Por supuesto, y por que las empresas apuesten por reemplazar los plásticos por bioplásticos y por impulsar la innovación, pero de momento solo responden a la variable del impacto económico.

 ¿Los productos de los ‘fab labs’ son aún de minorías?

Hay que recordar que los ‘fab labs’ no son fábricas. Son espacios donde se aprende. Ese es su principal producto: cómo apoyan los programas de aprendizaje de arquitectura, de diseño de moda, etc. Lo principal que vende es educación.

Luego hay otro prototipo. Hemos trabajado con Ikea y con Airbus en retos de innovación que no se pueden permitir los grandes. El objetivo está en el ámbito cultural, aunque sí es verdad que aún es un sector minoritario, pero al mismo tiempo, en 10 años los ‘fab labs’ han crecido exponencialmente. Se ha democratizado el acceso a las nuevas tecnologías. En los años ochenta era imposible pensar en que el software podría viajar así y adaptarse, pues ahora estamos en los años ochenta de los ‘fab labs’ y ya están influenciando a los gobiernos para repensar los modelos productivos.

 Sectores como el aeroespacial, la salud o la automoción ya se valen de la fabricación aditiva, cuáles se irán incorporando en el futuro?

Históricamente los sectores que han avanzado más rápido están asociados con el modelo de desarrollo. La principal innovación se ha dado en la movilidad, los aviones, los coches y demás, asociados a un sector muy potente. Queríamos un coche más cómodo y más eficaz. Forma parte de la lógica del movimiento de materiales. La moda, que es hoy un producto de consumo masivo, también se incorporará, al igual que la alimentación, donde necesitan más disrupción tecnológica por los motivos ambientales en el planeta.

En Impresión 3D hay otros sectores, como la arquitectura, con la impresión a gran escala de edificios. En cuanto a la selección de materiales, la construcción es uno de los más contaminantes. Luego hay otros sectores que permiten aplicaciones muy claras, como la salud en el campo de las prótesis. Es posible escanear una pierna e imprimirla.

¿La fabricación aditiva es una tecnología aún fuera del alcance de las pymes?

Cada vez más la Impresión 3D está a su alcance. En el Fab Lab ofrecemos el conocimiento, el diseño, pero en producción colaboramos con pequeñas industrias manufactureras, que pueden dar servicio a costes asequibles. Hay que ver si resulta asequible para hacer una tirada corta, por ejemplo de un tipo de mobiliario a medida. Les resulta prohibitivo si hay que hacer unos cuantos de miles, porque la Impresión 3D es pequeñas tiradas está siendo cada vez más asequible. Lo interesante es poder reinsertar material que ya está en la cadena productiva.

 ¿Cree que hay suficiente apoyo financiero disponible para que las pymes incorporen esta tecnología a sus procesos productivos?

Hay una cantidad innumerable de soluciones para comprar impresoras funcionales con precios de mil euros o acceso a servicios de impresión a precios asequibles. En Barcelona, la red de ‘fab labs’ y la fabricación digital se está convirtiendo en un servicio público.

 ¿Cómo es su sueño de ciudad sostenible con unos sistemas productivos y económicos más equitativos?

Tenemos el ejemplo de Ikea, que tiene  almacenes fuera de las ciudades. Conduces a Ikea, seleccionas tu producto, y compras las partes, para dedicarle unas cuantas horas luego en casa. Hay algo que Ikea ha logrado democratizar, es la cadena de ensamblaje. En realidad estoy pagando con tiempo el último paso de la cadena de ensamblaje.

Pienso en volver al centro de las ciudades, donde sus tiendas son fábricas flexibles, que producen bajo demanda lo que se consume en los hogares próximos, con un diseño que tú eliges, para el que seleccionas los materiales y lo envías a hacer a una fábrica cercana, donde te ofrecen una solución al diseño de producción, puedes ver cómo se hace y transportarlo en una bicicleta de carga, bien en piezas o ya armado. Ese producto pasa a una librería de materiales, al que puedes devolver o transformar. Es un futuro posible, ya no utópico. Es en lo que se está trabajando. Hay que llevarlo también al sector de los alimentos.

No es una opción. Es esto, o sucumbimos a la irracionalidad del poder centralizado. O nos remangamos como ciudadanos y nos convertimos en actores del modelo productivo que está tan asociado a la organización sociopolítica, o seguimos consumiendo lo que nos dan.

 ¿Este modelo productivo será la única salvación del pequeño comercio y el artesano, a la sombra ahora de la competencia de los grandes fabricantes y las grandes superficies comerciales?

Veo la fabricación aditiva como una herramienta emancipadora para el artesano, que podrá incorporar este nuevo método a su sistema tradicional. Este modelo lo imagino como una ciudad medieval, donde producían lo que consumían, pero ahora esas ciudades están conectadas. Es fascinante el momento que vivimos, porque estamos ante un nuevo Renacimiento, y tenemos que decidir qué modelo de Renacimiento queremos. Es importante trabajar para construir los valores de esa nueva era porque, si no lo hacemos, vendrá el próximo Facebook o el próximo Amazon, y nosotros solo seremos suscriptores de su producción.

 ¿Qué descubrirán los asistentes a su ponencia en Aditiva 4.0, en la que analizará el diseño distribuido como motor para nuevas ciudades productivas?

La disrupción de internet en la producción de contenidos digitales. Antes teníamos una televisión y un receptor. Ahora con un móvil eres emisor y receptor. Somos productores de contenidos. En una boda hay más dispositivos que invitados. Esta lógica, aplicada al diseño de objetos físicos a través de internet, rompe los esquemas del diseño industrial basado en producir en China miles de objetos para luego transportarlos y tener que hacer un trabajo de marketing, etc. De otra manera, la idea de ciudades productivas, de retener átomos, va de la mano del diseño colaborativo, que permite que viajen los diseños que hacemos, y que mantengamos los átomos.

 

¿Sabías que…

 ADITIVA 4.0 es un foro para facilitar la transferencia de conocimiento y tecnología entre empresas industriales, habilitadores tecnológicos, centros de investigación e innovación, y entidades públicas y privadas de la Región de Murcia con el ecosistema nacional? Asistirán 15 empresas líderes mundiales que ya aplican la fabricación aditiva, 85 expertos internacionales y más de 500 profesionales. El simposio tendrá lugar el 4 de diciembre en el auditorio Víctor Villegas de Murcia. La inscripción es gratuita.

LAS APLICACIONES DE LA FABRICACIÓN ADITIVA van del sector médico (implantes, instrumentos quirúrgicos, prótesis ortopédicas…), aeroespacial (prototipos funcionales o piezas finales) al industrial (herramientas de trabajo, moldes personalizados, utillajes…)? 

EL FAB LAB más tecnificado de la Región se encuentra en San Pedro del Pinatar? Creado por el arquitecto murciano Francisco Gómez, el taller de fabricación digital acaba de incorporar una impresora 3D de gran formato, capaz de imprimir objetos del tamaño de una persona. En el blog del INFO puedes conocerlo mejor.

IMAGEN: Foto de familia de Aditiva 4.0 en la edición de 2018