Abiomur reclama laboratorios, capital riesgo y "una visión común" para estimular el sector biotech
Las 'biotech' se unen para dar voz y visibilidad a un sector "que necesitará la implicación de las universidades para formar a profesionales en todos los aspectos que requiere un proyecto científico empresarial", explica Joaquín Gómez, presidente de Abiomur
Los átomos se unen formando moléculas esenciales para la vida. Una estrecha alianza provocada por una fuerza portentosa que los mantiene unidos. Los biotecnólogos conocen bien el potencial de una unión, por eso han dado el paso de aupar su sector a un nuevo escalafón al unirse en la asociación regional Abiomur, que preside Joaquín Gómez Moya, CEO de Viva In Vitro, la primera 'spin off' del Instituto de Investigación Biosanitaria Pascual Parrilla (IMIB).
Su experiencia en la primera línea de una empresa científica con un ambicioso desafío como Viva in Vitro -crear el primer instrumento diagnóstico de sepsis abdominal-, le ha conferido la visión de un sector que reclama agilidad administrativa, capital comprometido y apoyo público para crear instalaciones especializadas, como laboratorios que permitan competir con las nuevas mecas de la innovación nacional (Málaga, Barcelona, Madrid...) e internacional.
En el despegue de Abiomur, han contado con el apoyo del INFO y su "posición privilegiada para percibir la evolución de los sectores industriales, lo que le hizo ver que hacía falta asociacionismo y visibilidad en biotecnología", explica Gómez.
Al sector le sobran las razones para atraer apoyos. El gasto en I+D de biotecnología alcanzó en la Región 51,8 millones de euros en 2021, un 2,3% del total nacional, por encima de Navarra. Con estas cifras, Murcia se convierte en la cuarta comunidad en aumento del gasto en investigación biotecnológica. Esta especialidad gana presencia en la Región, donde recibe el 14,7% de la inversión total en I+D, dos puntos más que el año anterior.
El dinamismo de estas empresas hace de propulsor del gasto en investigación, ya que gastaron 24,3 millones, lo que equivale a un aumento anual del 27%, casi el doble que la media nacional, en un 15,6%.
El nivel profesional es otro catalizador de interés. El 63% del personal cuenta con formación universitaria, y la tercera parte está doctorado, de los que la mayoría son mujeres.
Y luego está su desenvoltura internacional. Se mueven desde el germen empresarial en distintos países con alianzas estratégicas, consorcios científicos o gestión de licencias. Y poseen dos valores de peso. Uno es el poder para movilizar capital privado. El otro, su capacidad de cambiar el mundo.
¿Qué ventajas proporcionará Abiomur al sector?
En primer lugar, que se nos conozca y se nos reconozca. Tener un interlocutor ante universidades, institutos de investigación, banca, capital riesgo e instituciones. Que todo este sector tenga un interlocutor agrupado que hable en nombre de todos, ser defendidos cuando haga falta y ofrecer nuestra colaboración. Trabajamos ya con universidades y banca aceleradamente, preparando eventos y participando en algunos encuentros después del verano.
¿El sector biotech murciano presenta alguna diferencia o marca de carácter con respecto a otros nodos del mismo sector que se están desarrollando en otras zonas?
Si comparas con el promedio en España, no. Si tomas comparaciones parciales con respecto al desarrollo de la biotecnología en Barcelona u otras regiones, quizá podríamos destacar la pujanza de las empresa agro.
Pero en términos generales, no hay peculiaridades indígenas destacadas, somos tan brillantes y destacables en contratación de un talento excelente, en lanzamiento de proyectos ambiciosos desde un punto de vista científico técnico, y también tenemos los mismos desafíos en cuanto a capital y atracción de ese talento y sobre regulación compleja, que tiene el sector en toda España. Es un sector en toda España muy brillante, muy pujante y muy interesante.
CAPITAL, LABORATORIOS, AGILIDAD
¿Qué necesitará el sector para afianzar en la Región un centro neurálgico fuerte y escalable?
Es una moneda de varias caras. La que ofrecemos como sector irá adquiriendo valor y creciendo en paralelo al apoyo institucional, al entendimiento de la biotecnología y a la capacidad de remover obstáculos.
Iremos creciendo conforme lo haga el capital riesgo, que es fundamental para el lanzamiento y estructura de estos proyectos, los problemas de escalado, que se resuelven con más capital riesgo, no solo apoyo incipiente en las primeras fases.
Infraestructuras para ser competitivos en España y Europa. En otras regiones hay un apoyo importante en infraestructuras, y tenemos que estar a la altura.
Hace falta apoyo privado, y eso es capital riesgo.
¿Cuentan con ese doble apoyo o detectan que la apuesta, tanto pública como privada, requiere más brío?
Creo que hay que seguir como vamos, con una tendencia creciente, de sofisticación y aquilatamiento de las estructuras de apoyo. Vemos que hay una ampliación programada del Parque Científico, iniciativas para lanzar fondos de capital riesgo e instrumentos y vehículos, pero aún no han alcanzado el nivel de otras regiones líderes. No vemos aún las incubadores que sí encontramos en otras universidades españolas, con una apuesta decidida, sin residuos de unas reglas de juegos que respondían a una mentalidad de hace 50 años. Hay avances y hay que seguir removiendo obstáculos institucionales, promover infraestructuras y lograr el apoyo del capital riesgo para que tenga mucha más presencia.
ENTRE LO PÚBLICO Y LO PRIVADO
¿Qué podemos aprender de modelos de otras regiones ya desarrolladas o que están creciendo de forma admirable?
Las características comunes están muy estudiadas y definidas. Se necesita un entorno regulatorio razonable y estable, conectividad en la ciudad, desde la fibra óptica o la logística hasta conexiones por Ave. Es importante la conexión y accesibilidad nacional e internacional, pero sobre todo que haya un liderazgo compartido entre las instituciones y los sectores privados para llevar este propósito hacia adelante. Lo que se está haciendo en Madrid es muy importante, pero creo que si hubiera que singularizar una capital de la biotecnología española es Barcelona. Tiene un fuerte respaldo institucional y una fuerte cooperación entre sectores.
¿La paciencia de los inversores se está adaptando a los plazos de los proyectos biotech, que necesitan más tiempo que otros para dar resultados?
Los tiempos aquí son largos. En biofarmacia te puedes ir a 10 ó 12 años. Hay un caso internacional muy interesante y admirado que ha necesitado 15 años en emitir su primera factura.
Por eso necesitamos fondos especializados en las distintas etapas. Fondos que entren en la fase temprana, fondos que ayuden a realizar el primer desarrollo, que estén dispuestos a apoyar más aún en las fases de desarrollo y escalado.
La duración puede ir desde los cuatro o cinco años en proyectos agro, o los 7 años que un dispositivo médico tarda en estar en el mercado. Y en el caso de moléculas terapéuticas o proyectos biomédicos complejos, más allá de los 7 años.
FORMAR EMPRESARIOS DE LA CIENCIA
El potencial y el prestigio del sector está atrayendo talento, pero ¿con qué planes de formación o instalaciones se debe reforzar ese tirón?
Hay perfiles que son especialmente difíciles de conseguir, como profesionales que sean capaces de concebir modelos de negocio adecuados y una formación técnica para el desarrollo de negocio o la negociación de alianzas. Hay que pensar cómo atraer talento de este tipo o cómo formarlo.
También hacen falta especialistas en regulatoria, en patentes, con conocimientos en el campo legal y en los ámbitos científicos. Expertos en los aspectos legales, empresariales, en modelos de negocio, comerciales y en distintos campos científico técnicos.
¿Hará falta por tanto una mayor implicación de las universidades murcianas?
Sí, porque habrá que planificar cómo formar en este tipo de másteres o cursos de postgrado. Tengo confianza en que cuando seamos más las empresas que demandamos esos perfiles, surgirá la oferta de formación, pero es bueno que vayamos con las luces largas, porque se tarda en formar este tipo de perfiles.
Para que se planteen una alternativa en el sector privado, además de la actividad docente o de trabajar para una multinacional, es importante que conozcan el funcionamiento empresarial.
CUESTIÓN DE CONFIANZA
¿La especialización de los inversores en el sector están también cambiando el modelo de partner y, tal vez aumentando la presión, el seguimiento del proyecto?
Hace 15 años solo había unos cuantos fondos, casi todos en Barcelona y con esquema muy serio y profesional con formatos de préstamos participativos o tomas de capital en empresas.
Ahora tenemos plataformas para colectas de fondos, clubes de inversión y se detecta una mayor sofisticación, con fondos que han adquirido una experiencia de gestión. Unos se han especializado en la etapa más temprana apoyando proyectos con mucho contenido científico, y otros están haciendo operaciones incluso internacionales con otros grandes fondos extranjeros para escalar empresas y lanzarlas en distintos mercados.
Detecto una sofisticación muy importante, y eso es positivo, porque necesitamos interlocutores importantes en el área financiera y de desarrollo corporativo, que entiendan cómo se genera valor en este sector.
¿Qué tiene que tener en cuenta una biotech para atraer la confianza de los inversores?
Ser conscientes de que no estamos trabajando en un proyecto científico o técnico o de ingeniería, sino en una empresa. Que eso se traslade a todo el equipo.
Hay objetivos que hay que lograr en unos plazos, que no son solo los científico técnicos, sino que se extienden a la protección de la propiedad industrial, a la documentación regulatoria del dispositivo, de la semilla, del tratamiento o de la vacuna.
Se tienen que trabajar los certificados y sistemas de calidad de la empresa, los procedimientos de protección, el mensaje a los fondos de capital riesgo y a los inversores. Hay que controlar la caja, no puedes ir endeudándote con préstamos, aunque sean subvencionados, tener claro cuál es el objetivo y qué herramientas manejar.
EL MODELO PÚBLICO
¿Es fluido ahora el proceso de crear una empresa en la Región?
Hay que seguir mejorando. Los investigadores, al margen de la formación o del aspecto empresarial, que también hay que trabajar más, se pueden encontrar con escollos que a veces rozan el absurdo. Para hacerse empresarios o asociarse con otros, o hacerse gestores para dirigir un proyecto, para transferir el conocimiento o la patente para desarrollar una idea, hay obstáculos que no tienen razón de ser. Y esto ocurre a nivel nacional.
¿Hay suficientes medidas de apoyo público para la investigación en la Región?
Hay mucha y muy buena investigación en España, y en la Región hay una gran productividad en biotecnología, con alta competitividad en el ámbito académico.
Lo primero es conseguir que se produzca la transferencia de conocimientos y de personas. Por otro lado, está el incremento de instalaciones especializadas, porque el consumo de capital que tenemos es muy alto, e incluso con apoyo privado hace falta esa apuesta pública por las instalaciones que nos igualen en el acceso a las oportunidades de los demás.
Y en tercer lugar, es necesario el máximo desarrollo de vehículos de inversión. El sector privado tiene que hacer su apuesta, pero seguro que hay incentivos que ofrecerle desde el ámbito público. Por ejemplo algunos productos podrían llevar el sello de garantía pública.
Recomendaría a las instituciones que focalicen más, que concentren el foco y no se dispersen demasiado.
Estamos viendo economías, como Taiwán Singapur, que se han especializado casi en una línea en vez de mantener varias generalistas. El área biotecnológica, por su valor estratégico, ya ha demostrado su interés para la economía española. Y eso se traduce en más recursos. Menos líneas estratégicas, con más impacto y mejor dotadas.
EL AVANCE DE VIVA IN VITRO
El ejemplo está en Viva in Vitro, que desarrolla el primer dispositivo de diagnóstico de sepsis abdominal ¿el nuevo laboratorio ha supuesto un salto de valor?
El laboratorio nos ha permitido hacer avances importantes en trabajo con los reactivos, solucionar aspectos técnicos cruciales en tiempo récord. También trabajar con ingenierías, proveedores estratégicos y subcontratistas de todo el mundo, que han observado que estamos desarrollando una nueva técnica.
Al margen del avance técnico, trabajamos ya en una revisión de la patentabilidad como primer paso a un modelo de 'freedom to operate' (medida preventiva para anticipar posibles infracciones de patentes o diseños industriales de terceros).
Por otro lado, trabajando los procesos regulatorios, la documentación para sustentar científicamente ante la agencia acreditada en su momento, y la certificación de la propia empresa, la ISO 13485, y preparando un nuevo plan de negocio con un estudio de mercado mucho más serio para la posible entrada de capital riesgo el próximo año.
¿Las nuevas instalaciones, que han financiado con esfuerzo interno y el apoyo del IMIB, también han acelerado las previsiones iniciales?
Avanzamos conforme al calendario inicial, lo que ya es mucho decir para un proyecto de estas características, donde hay tantas variables que pueden ocasionar demoras. Lo normal es que se alarguen. No estamos desarrollando un proyecto de ingeniería más. Aquí no hay tablas que consultar. Somos nosotros quienes estamos escribiendo las tablas por primera vez, siendo pioneros, y hay riesgos tecnológicos y esto es imprevisible.
Esperamos tener el prototipo alfa o al menos un demostradior a finales de 2023 o principios de 2024, y eso es rapidísimo. El beta estaría entonces para que trabaje ya automatizado en 2024. Para 2025 estaríamos haciendo la extensión de las pruebas clínicas, y entre 2026 y 2027, el acceso al mercado. Estos son los grandes hitos del plan, pero requieren una ampliación de capital de varios millones.
PARA SABER MÁS SOBRE...
- EL SECTOR DE LA BIOTECNOLOGÍA REGIONAL, el INFO organizó la I Jornada Biotecnología con el diario La Opinión. Joaquín Gómez, director del Info, subrayó que las perspectivas del sector a medio plazo son excelentes debido a tres factores:
1. “Las propias empresas regionales son conscientes desde hace años del valor añadido que aporta la biotecnología en campos como la sanidad, la agricultura o la ganadería", señaló.
2. "El excelente trabajo de los centros públicos de investigación, como son el IMIDA, el CEBAS, o los centros tecnológicos".
3. "El impacto positivo de que las universidades y entidades académicas hayan apostado fuerte por este tipo de formación”.