Pablo Artal: “Obtener el Premio Nacional de Transferencia de Tecnología tiene que ser el principio para construir un entorno atractivo para personas con talento en la Región”
El catedrático de óptica a la Universidad de Murcia Pablo Artal, acaba de recibir el Premio Nacional ‘Juan de la Cierva’ de Transferencia de Tecnología, una de las categorías de los Premios Nacionales de Investigación. En 2011 fundó la empresa Voptica, una spin-off de uno de los principales grupos de investigación y desarrollo en óptica biomédica, alojada en el Centro Europeo de Empresas e Innovación de Murcia (CEEIM), que impulsa el Instituto de Fomento. Artal es autor de unos 200 artículos científicos, que han recibido más de 9.100 citas, ha participado en 150 conferencias de universidades y es co-inventor de 25 patentes nacionales e internacionales. A través de esta entrevista, conocemos algo más de su trabajo y de cómo es trabajar desde este centro de investigación de la Región.
Acaba de recibir el Premio Nacional ‘Juan de la Cierva’ de Transferencia de Tecnología, una de las categorías de los Premios Nacionales de Investigación. ¿Qué ha supuesto este reconocimiento en su dilatada trayectoria como docente, científico, investigador y empresario, entre otros cometidos? Y, además, ha sido por unanimidad del jurado del premio.
Recibir un premio de este calibre supone una gran alegría y un reconocimiento a muchos años de trabajo. Que, por supuesto, no son solo a mí, sino a todo el grupo de trabajo del Laboratorio de Óptica. Sin su ayuda y colaboración en todos estos años no hubiera sido posible nada de lo que se ha conseguido. Por otro lado, los premios suelen llegar cuando uno ya ha alcanzado una cierta edad y tanto este premio Nacional como alguno de los anteriores que he recibido, como el Jaime I o la medalla Edwin Land requieren de una nominación previa. Es decir, alguien te quiere lo suficientemente para emplear parte de su tiempo en promover y apoyar tu candidatura. Esto ya en sí mismo es un gran halago, casi tanto como el premio mismo. Y finalmente, yo me tomo los premios como un acicate. Como un empujón para seguir trabajando y obtener mejores y más importantes resultados. Intento estar vigilante para no dormirme en los laureles.
Ha conseguido el premio más importante en investigación que se otorga en España, esto podría suponer que ha tocado techo en reconocimientos dentro de su país. ¿Ha llegado a pensar que debería irse para poder seguir cosechando éxitos mayores?
Esta es una pregunta muy interesante. La ciencia y la tecnología son globales. Obviamente existen ventajas en estar en los centros de investigación más importantes del mundo. Pero esto también ha cambiado mucho en las últimas décadas. Ahora es muy fácil colaborar y en mi caso tengo colaboradores en todo el mundo. Lo cierto es que además de las llamadas constantes vía Skype viajo mucho, quizás demasiado, así que me siento perfectamente enmarcado en la liga mundial. El futuro no se conoce, así que no sé qué ocurrirá y por supuesto todas las opciones son posibles. En estos momentos, tengo mucho interés en ver cómo avanza la relación que tenemos con una de las universidades emergentes en China en donde estamos instalando un nuevo laboratorio conjunto.
Es un científico de prestigio dentro y fuera de España y ha demostrado que se puede investigar desde Murcia para el resto del mundo. ¿Qué barreras ha tenido que superar para posicionarse y llegar a tener reconocimiento internacional del que goza?
Como he mencionado la competición en ciencia es muy dura. Nadie regala nada y la pelea es constante para mantenerte y obtener fondos. Cuando yo llegue a Murcia, hace ya 25 años, muchas personas de mi entorno me pronosticaron mi “muerte” científica. Yo eran muy joven, y catedrático con 33 años. No me creía que eso estuviera escrito. Así que simplemente me puse en marcha con todas mis fuerzas para hacer buena investigación aquí. Y tuve la suerte de que a la gente que conocía fuera de España no le importara sí estaba en Murcia o en Madrid. Lo que les importaba es lo que yo pudiera hacer. Al llegar me instalé en un edificio “maldito” del campus de Espinardo, el llamado edificio C. Nadie quería estar ahí. Era muy malo, pero nos permitió estar tranquilos y aislados del ruido universitario. Lo importante era avanzar y lo sigue siendo. Quizás lo más difícil en Murcia es una especie de complejo de inferioridad dominante. Pensar que ciertas cosas no se pueden hacer aquí. Yo, ciertamente, nunca lo he tenido. Y actuando así llegó el primer proyecto del Consejo Europeo de Investigación (ERC) a la región, el primer premio Jaime I y el primer premio nacional. Lo que me gustaría es que esto sea el principio para que lleguen de mano de otras personas muchos más y que seamos capaces de construir un entorno atractivo para personas con talento en la Región.
¿De qué pasta está hecho una persona polifacética como Usted, que, además, es pionero en la Región y en la vanguardia nacional como docente, investigador, inventor, científico, editor y empresario?
Soy un tipo normal. Bueno, quizás, un punto más nervioso y cabezota de lo normal. Yo me considero fundamentalmente un académico en el sentido anglosajón del término. Pero con inquietudes fuera de la academia. Me gusta que lo que hacemos tenga una aplicación real. También me gustaría que si hay retornos económicos crezcan aquí. Ese es un reto importante que la ciencia española en general no ha conseguido todavía. Rentabilizar nuestras investigaciones sin que sean terceros en otros sitios quienes lo hagan.
¿Cuál de todas sus facetas es la que mayor satisfacción personal le ocasiona?
Probablemente la mezcla de todo. Obviamente no se puede ser bueno en todas las facetas y yo creo conocer bien mis debilidades, que son muchas obviamente. Me aburro con bastante facilidad y me gusta, como se decía antes, “tocar muchos pitos”. Esto puede generar una falta de intensidad en ocasiones. Por lo demás, como decía al principio, este trabajo es colectivo. Es muy importante seleccionar los mejores colaboradores para cada tarea y que entre ellos creen una red positiva.
Todas las facetas que le describen profesionalmente y, en especial, su salto al mundo del emprendimiento para comercializar su propio producto, VAO, fruto de más de 25 años de investigación, le llevó a convertirse en 2013 en el primer europeo que recibió la medalla Edwin H Land, que otorga la Sociedad de Óptica y la Sociedad de Ciencias de la Imagen y la Tecnología de Estados Unidos. ¿Ha pensado dónde podría estar ahora, si hubiese cruzado el Atlántico y estuviera en una universidad estadounidense?
Esta pregunta la he contestado en parte antes. En un momento de mi carrera, cuando llevaba unos 10 años en Murcia baraje diferentes opciones para trasladarme a Estados Unidos. Es una sociedad que yo conozco bastante bien. Viví allí durante un año seguido en un sabático y normalmente estoy allí al menos cinco o seis veces cada año. Las ventajas son: un entorno más rico con muchos colegas y opciones mayores de financiación. Pero sinceramente no creo que mis resultados hubieran sido muy diferentes de haberme instalado allí. Aunque sí que es posible que hubieran tenido más impacto. Todavía es posible que en algún ambiente sea mejor considerado algo hecho en Boston o Los Ángeles que en Murcia. De todas formas, también le tengo que decir que en estos años el mundo ha cambiado mucho y que ahora el centro se está desplazando a China. Y es allí donde nosotros vamos a estar.
¿Por qué es mejor trabajar para el mundo desde Murcia, España?
España es un sitio estupendo para vivir y trabajar que podría serlo mucho más con una mayor unidad de acción de los españoles. Tenemos un buen clima y con políticas adecuadas estoy convencido que podríamos ser una potencia en muchos aspectos. No veo ninguna limitación potencial. En España hay grandes diferencias entre regiones y Murcia ha sido claramente maltratada históricamente. A pesar de eso, yo quiero a esta región y estoy comprometido con ella. Vamos a seguir dando mucha “guerra” desde aquí en los siguientes años.
En 2010, toma una decisión valiente y da el salto al mundo de la empresa, algo familiar en otros países desarrollados, pero inhabitual en España, para fundar y liderar Voptica, una spin-off de uno de los principales grupos de investigación y desarrollo en óptica biomédica, el Laboratorio de Óptica de la Universidad de Murcia. Además, lo hace con el aval de contar con una patente en óptica adaptativa. ¿Qué le llevó a hacerse emprendedor tecnológico?
En realidad, creamos Voptica en el año 2011, pero yo tenía antes una cierta experiencia empresarial. Había participado en la creación de una spin-off de la Universidad Politécnica de Cataluña años antes, Visiometrics, que comercializa un instrumento que yo había desarrollado anteriormente. Esto me dio una cierta visión de ese mundo. Además, en la Universidad de Murcia llevabamos muchos años realizando trabajos para empresas internacionales. Esto era muy importante para obtener recursos para el laboratorio, pero en varias ocasiones vi como nuestras ideas se explotaban fuera generando muchísimos beneficios. Pensé que teníamos que cambiar el método y por eso creamos Voptica.
VAO, el producto innovador de Voptica, abre una nueva era en el diagnóstico visual, siendo, además una tecnología disruptiva en el mercado global de oftalmología He seguido sus apariciones en medios y entregas de premios, y percibo que no suele aludirse a esta faceta de su profesión e, incluso, suele ser desconocida. ¿A qué cree que se debe?
Si, VAO es un instrumento único en el mundo que permite evaluar la visión y experimentar cualquier tipo de solución óptica de manera no invasiva. Esto tiene unas enormes ventajas potenciales para los pacientes de cirugía refractiva y de cataratas. Estos procedimientos son definitivos y es muy útil poder optimizarlos. Respecto a la segunda parte de la pregunta, puede que sea cierto. Es posible que, al ser de la vieja escuela, sienta un cierto pudor al hablar de asuntos relacionados con intereses comerciales. Estoy convencido de que VAO es muy útil pero no pretendo imponerlo ni parecer que sólo me interesa vender los equipos. En la ciencia es muy difícil alcanzar una reputación y muy fácil perderla. Una forma es que los colegas o la gente en general piense que tus decisiones están sesgadas por el interés comercial. Intento evitar eso y comportarme de la forma más neutral posible.
VAO también está cosechando éxitos y reconocimientos, como el Premio Innovación Tecnológica que otorga el INFO, y Premio Emprendedor XXI 2014 regional en la categoría Ciencias de la Vida, y finalista nacional que concede La Caixa y ENISA. ¿Se siente cómodo en el mundo de la empresa? ¿Cómo definiría su sentimiento como fundador de Voptica?
El verdadero éxito será cuando lleguemos de manera intensa al mercado y seamos una empresa viable. Mientras tanto, todo ayuda, pero son cosas accesorias. Es obvio que el mundo de la empresa y el dinero no es mi medio natural. Muchas cosas se me escapan y no me considero en absoluto como un empresario al uso. Es sin duda, un proceso de aprendizaje donde necesitas cometer muchos errores. El problema es si no te queda tiempo para rectificar. Tener éxito con empresas tecnológicas es muy complicado en todo el mundo, pero creo que aun más en España. Nosotros somos una “rara avis”. Tenemos nuestras patentes e ideas y hacemos el producto por completo aquí. Para los amantes del motor es como hacer un Lamborghini.
¿Recomendaría a sus compañeros que crearan su propia empresa, a partir de una spin-off, como hizo Usted? o ¿Les diría que no se compliquen la vida?
En la vida cada cual elige su camino. Así que no me veo capacitado para dar muchos consejos. Pero es sin duda un tipo de experiencia diferente que complementa lo que hacemos en el mundo académico. Puestos a dar consejos, diría que para dar el salto se debe contar con una tecnología realmente probada y con opciones comerciales. Es bastante común en la universidad que sobre estimemos lo que tenemos. Es bueno ser muy crítico y pensar si esa idea o prototipo realmente va a cubrir una necesidad y alguien querrá pagar por ello. No recomendaría montar una empresa pensando en que vaya a sobrevivir a base subvenciones.
¿En qué estado se encuentra la ciencia y la investigación en España?
La situación en España es muy mala, sin paliativos. Tenemos varios problemas graves. Uno es de falta de financiación, que como saben sufrió de manera extrema con la crisis y no se ha recuperado, Otro problema es el relevo generacional. Los científicos españoles somos en media muy viejos y necesitamos imperiosamente nuevas gentes jóvenes con talento e ideas. Y la puntilla son las dificultades burocráticas para ejecutar los fondos que tenemos y contratar personal. Todo se convierte en una carrera de obstáculos que hace difícil competir.
¿Qué avances últimos ha introducido en VAO?
VAO utiliza tecnología de óptica adaptativa que permite manipular la óptica del ojo a voluntad presentando al paciente cualquier tipo de posible lente o cirugía. El equipo es costoso porque involucra componentes muy específicas que son muy caras. Uno de nuestros principales retos es desarrollar una nueva máquina con las mismas o mejores prestaciones pero que sea más barata para que pueda alcanzar virtualmente a cada hospital en el mundo. También estamos desarrollando otras características muy novedosas, que permitirán, por ejemplo, medir la agudeza visual de las personas sin que estas tengan que responder de manera consciente si ven o no ven las letras que se les presentan.
¿Cuántas personas compone su/s equipo/s de investigación?
En el Laboratorio de Óptica somos entre 20 y 25 personas desde hace años. Oscilando el número dependiendo de los fondos disponibles para contratar. Una de nuestras características es que somos un grupo muy internacional. Tenemos miembros de virtualmente todos los continentes. En Voptica somos 10 personas.
¿Cuáles son sus logros más recientes a nivel de investigador y científico
Estamos terminando el proyecto del Consejo Europeo de Investigación que comenzamos en el año 2014 y ahí hemos conseguido varios logros de interés. Por ejemplo, un instrumento para hacer imágenes del ojo completo y un procedimiento que puede ser útil para que personas con cataratas vean mejor sin necesidad de operarse. Estamos muy involucrados en estudiar posibles formas de controlar el desarrollo de la miopía. Es decir, que los niños no se convertían en miopes usando unas lentes especiales durante cierto tiempo. Soy cauto, pero optimista, de que podamos encontrar una solución. Y tenemos un prototipo estupendo para corregir la vista cansada. Está basado en un sistema optoelectrónico y controlado por el móvil. También hemos inventado unas lentes intraoculares especialmente pensadas para pacientes con degeneración macular.
¿De qué logro en su dilatada trayectoria profesional se siente más orgulloso?
Es difícil elegir. Pasa un poco como con los hijos. Todos son igual de importantes y a todos los quieres por igual. Si nos atenemos a lo que ha tenido un mayor impacto, han sido los trabajos que hicimos en los primeros años 2000 para comprender como cambian las propiedades ópticas del ojo con la edad. A partir de conocer esto diseñamos nuevas lentes que han mejorado la visión de millones de personas.