Elena García: 'El emprendedor tecnológico prospera con la permeabilidad entre investigación y empresa'
Elena García Armada, creadora del primer exoesqueleto pediátrico del mundo, hablará sobre emprendimiento tecnológico el viernes, 11 de marzo, en la presentación de la Estrategia CiEMP 2022-25 del INFO
"Ser resiliente, rodearse de un buen equipo multidisciplinar y tener el foco muy claro" son algunos de los consejos que la ingeniera industrial Elena García Armada aportará en Murcia el próximo viernes, 11 de marzo, a las 10,30 horas en el hotel Rincón de Pepe, durante la presentación de la Estrategia CiEMP 2022-25 del INFO para potenciar la innovación y la transferencia tecnológica en la Región de Murcia.
Considerada una de las 10 científicas más reconocidas del CSIC y entre las especialistas más influyentes del mundo en el ámbito de la robótica, destaca las ventajas sociales que aporta la ciencia y la tecnología en la calidad de vida, pero también las barreras que conviene superar para que prosperen los proyectos innovadores, sobre todo los dedicados a la salud.
Fundó la empresa de base tecnológica Marsi Bionics, con la que ha creado el primer exoesqueleto pediátrico del mundo, un dispositivo de tecnología cien por cien española, que devuelve la movilidad a niños con enfermedades neuromusculares. La biotecnología, el espíritu emprendedor y la presencia femenina en la ciencia son algunos de los temas que expondrá en su conferencia en Murcia, y que avanza en esta entrevista. Se requiere inscripción.
¿La tecnología es una oportunidad para emprender?
Vivimos en la era de la transformación digital, la innovación, la inteligencia artificial… La innovación tecnológica es una oportunidad, no solo para emprender un nuevo proyecto empresarial, sino también para emprender una transformación de proyectos y procesos presentes, generando un salto cualitativo y una revalorización de los mismos. Me atrevería a decir que dejar pasar el tren de la innovación tecnológica será anclarse en el ayer. Es un error decir que es el futuro porque realmente es como el aire que respiramos.
¿Qué nichos de negocio tecnológico cree que tienen más potencial de futuro?
Creo que la pandemia que estamos aún sufriendo nos ha hecho recapacitar sobre lo que verdaderamente importa: nuestra calidad de vida y nuestra salud. Esto va a reforzar la transición que ya se había iniciado con la apuesta por las estrategias con responsabilidad social. La innovación tecnológica no va a diferenciarse de este objetivo común.
¿Los desarrollos tecnológicos relacionados con la salud y la discapacidad son los que tienen más proyección y posibilidades de recibir apoyo?
El sector de la tecnología sanitaria es un sector muy fuerte. Hay que tener en cuenta que afecta a lo más importante que tienen las personas: su salud. Si una innovación puede mejorar el pronóstico de una enfermedad, si puede mejorar su calidad de vida… ¿quién no la apoyaría? Aun así, los nuevos desarrollos tecnológicos aplicados a la salud encuentran importantes barreras para alcanzar su implantación en la sociedad, especialmente cuando el desarrollo tecnológico tiene un elevado componente 'hardware'. Los altos costes de desarrollo, los procesos complejos de certificación clínica y los requerimientos para su implantación alargan los tiempos de llegada a mercado y aumentan el riesgo de estos proyectos.
Quizá este componente se agrava en los proyectos más relacionados con la discapacidad. Hay proyectos extraordinarios que pueden facilitar mucho las vida de las personas con alguna discapacidad pero que se ven analizada bajo criterios de rentabilidad económica que no responden a su rentabilidad social.
Los jóvenes emprendedores ya están comprobando que no basta con una buena idea. Los proyectos tecnológicos son caros y los inversores ven aún la I+D como un alto riesgo, ¿qué recomienda?
Lamentablemente la solución no está sólo en manos de los emprendedores. Hacer acopio de la mayor capacidad de resiliencia posible, rodearse de buenos asesores con experiencia multidisciplinar, y tener un foco claro son algunos de los ingredientes principales. Para llegar al mercado, una innovación tecnológica necesita un caldo de cultivo fértil que facilite el crecimiento de lo que el emprendedor siembre en él. Para que el emprendimiento tecnológico prospere son necesarios cambios en nuestro ecosistema innovador: facilitando la permeabilidad entre investigación y empresa, ya que las startups tecnológicas son un ente a medio camino entre los laboratorios de investigación y la industria; impulsando desde las instituciones gubernamentales la transferencia de la tecnología, mejor que controlarla, ya que la mayor parte de la innovación en nuestro país nace de la investigación pública, y es responsabilidad de todos nosotros facilitar su llegada a la sociedad; y por último, pero no menos importante, aportando los recursos necesarios para llevar a cabo un proceso de transferencia tecnológica.
La financiación privada se orienta más al proceso comercial que al desarrollo. Los fondos de capital riesgo son poco dados al riesgo mientras se desarrolla la tecnología. Las startups tecnológicas se enfrentan a un proceso de industrialización que demanda recursos y los mecanismos existentes de financiación de empresas de nueva creación, diseñados para sectores menos intensivos en capital, no son suficientes para permitir el crecimiento de empresas de innovación tecnológica, con necesidades de capital y tiempos de llegada a mercado mayores que otros sectores, pero con un potencial muchísimo más elevado para el progreso económico y social del país.
La insuficiente inversión pública en I+D+i nos vuelve a situar en 2020 a la cola de la OCDE ¿cómo poner la investigación en el centro del debate y de los presupuestos?
La investigación de nuestro país tiene una enorme calidad y así se reconoce internacionalmente. Nuestros organismos públicos de investigación y universidades se encuentran posicionadas en el top 10 de la ciencia mundial. Este posicionamiento se mide en base al número de trabajos científicos que se publican en las revistas de mayor prestigio. Sin embargo, si uno se pasea por un centro de investigación de nuestro país, puede encontrarse con laboratorios insuficientemente dotados para llevar a cabo una investigación competitiva, equipos de investigación mermados, contratos laborales temporales poco competitivos, y poca estabilidad en la carrera investigadora. Estos peros se deben a más de una década de recortes presupuestarios en la I+D nacional, que aunque se ha ido recuperando paulatinamente en los últimos años, la cadencia no ha sido suficiente como para recuperar el estado de salud de nuestro sistema científico.
La investigación, la ciencia básica y la aplicada, son el germen de la innovación y el progreso. Un país que no invierte en investigación, no invierte en su propio progreso.
La inversión en I+D en nuestro país debe duplicarse para que los esfuerzos de un colectivo de investigadores excelentes se materialicen en el progreso de nuestra sociedad.
¿Por qué cree que se demora la plena incorporación de las mujeres a la ciencia y las áreas STEM?
Las causas son diversas. Por un lado es una cuestión cultural, los diferentes roles que se atribuyen a niños y niñas desde la infancia, en sus juegos, en los modelos que se les presentan. También es una cuestión de educación, o de cómo se enseñan o explican las materias STEM, tradicionalmente centrándose en el 'porqué' de la tecnología en lugar del 'para qué'. Cuando es esta última la pregunta que se hace una adolescente cuando elije a qué va a dedicar su profesión y su futuro.
Es necesario incidir en un cambio cultural que, hay que decir, ya empieza a producirse y a verse algunos avances. Y ahí, las mujeres que nos dedicamos a estas áreas tenemos que hacer un esfuerzo pedagógico. A mí me gusta trasladar dos ideas: la normalidad y la utilidad social. Primero, a la niñas, especialmente en la adolescencia donde prestan atención a modelos muy diversos, tenemos que demostrarles que las mujeres que hacemos ciencia somos mujeres normales. Investigar es divertido, es explotar la curiosidad, descubrir, crear…. Y está al alcance de cualquiera.
Y, en segundo lugar, que la ciencia y la tecnología no es meterse en un laboratorio y ya está sino tener la capacidad para cambiar la vida de las personas. Es generar conocimiento para el mundo que resuelve grandes problemas sociales. El verdadero progreso se logra gracias a la investigación y su aplicación práctica. La tecnología es un gran motor para el progreso y bienestar social.
¿Qué tiene que cambiar en la mentalidad social para no perder el tren de la innovación a nivel global?
Creo que estamos subidos en el tren de la innovación. La sociedad avanza porque innova aunque ahora todo se produzca a una mayor velocidad. El mayor riesgo está en las diferencia de adaptación a la innovación y es ahí donde surge la brecha tecnológica y digital: entre generaciones, entre países, entre ciudades. Y es ahí donde tenemos que poner el foco: que la innovación sea para todos y no suponga la marginación social. Es necesario que la tecnología sirva para avanzar juntos y no para crear sociedades a distintas velocidades.
¿Cree que la formación actual en las universidades está suficientemente sincronizada con las necesidades de las empresas?
Cuanto más contacto haya entre universidad y empresa, contando alumnos, profesores, investigadores, habrá una formación más completa en la medida en la que se enriquecerá de la aplicación práctica de los conocimientos académicos. La permeabilidad entre academia y empresa es imprescindible en un modelo de innovación tecnológica.
¿Cómo ve la inquietud que genera el avance de la robótica en el ámbito laboral?
La incorporación de los robots a la industria ya tuvo lugar en la anterior revolución industrial. La automatización clásica sustituyó al músculo humano. Es cierto que hay análisis que llaman la atención de un posible desplazamiento pero si nos fijamos en las industrias que han realizado una mayor incorporación de robots tenemos algunas pistas de lo que ocurre. Por ejemplo, Amazon ha aumentado mucho más el empleo humano -1,3 millones de personas en el mundo- que su plantilla robótica. Sin la robótica sería impensable llegar a esas cifras de empleo humano.
¿En qué aspectos nos ayudará a mejorar la vida y con cuáles tenemos que estar alerta para corregir posibles efectos no deseados?
Los robots han nacido, han crecido y han madurado con el único fin de ayudar al ser humano. Llevan casi setenta años entrenándose para ese fin. Somos nosotros los que programamos el cerebro del robot, su inteligencia y su capacidad. Es decir, el límite está en nosotros y en nuestra ética para poner la tecnología al servicio del ser humano y del progreso como sociedad.
¿Tiene límites la implantación de la robótica en los humanos para aumentar sus capacidades?
El debate entre transhumanismo y ética es muy interesante donde caben muchos matices. La tecnología puede utilizarse para la mejora de la calidad de vida, curar enfermedades, ayudarnos a envejecer de forma activa. Pero, ¿puede utilizarse para otros fines? Para eso surge dentro de la ética aplicada el campo de la ética de la robótica y la IA. Es un campo muy joven pero que seguro nos ayudará a seguir estableciendo límites socialmente aceptables del uso que podemos hacer de la tecnología.
El exoesqueleto puede ayudar a 17 millones de niños en el mundo afectados por problemas neurológicos, y eso ya puede ser la cima de una carrera, pero ¿hacia qué otros proyectos la llevará en el futuro?
Estamos, en todo caso, vislumbrando la cima de un iceberg. Tenemos un dispositivo que sabemos que puede ser fundamental en la rehabilitación de enfermedades neuromusculares. Pero crear el dispositivo solo es el primer paso. El objetivo fundamental es lograr su democratización. Que puedan ser útiles para mejorar la calidad y la esperanza de vida de las personas, niños y adultos, que tienen patologías que afectan a la marcha. En este campo, como decía, estamos en la punta del iceberg y la robótica puede marcar el hecho diferencial que cambie el paradigma terapéutico. Ese es el reto.
Y además de ello, debemos seguir avanzando en nuestros desarrollos. Queremos que Atlas 2030 sea mucho más que un dispositivo de rehabilitación. Queremos que sea una asistencia a la marcha que pueda utilizarse en un ámbito doméstico. Ahí es donde podremos dar un importante salto cualitativo en efectividad y los niños avanzar más en cuanto a su autonomía.
Y respecto a adultos, hemos desarrollado también dispositivos para el paciente adulto en patologías de la marcha de alta incidencia como las lesiones medulares, ictus o rehabilitaciones tras cirugías de rodilla gracias a otros exoesqueletos como la MAK Active Knee (MAK). Actualmente tenemos nuevos proyectos en desarrollo, que serán una gran revolución en este tipo de pacientes.